Mayores De Edad Sin Sentirnos Adultos ¿Por Qué Pasa?

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¿Alguna vez te has mirado al espejo y te has preguntado: "¿En serio tengo la edad suficiente para esto?"? Si es así, ¡no estás solo! Muchos de nosotros llegamos a la edad adulta en el calendario, pero nuestras mentes aún se sienten como si estuvieran atrapadas en la adolescencia. Es una sensación extraña, como si estuviéramos pilotando un cuerpo de adulto con un manual de instrucciones de niño. Pero, ¿por qué nos pasa esto? ¿Y qué podemos hacer al respecto?

La brecha entre la edad cronológica y la edad sentida

Primero, hablemos de la diferencia entre nuestra edad cronológica (el número de años que hemos vivido) y nuestra edad sentida (la edad que sentimos que tenemos). La edad cronológica es un simple número, pero la edad sentida es mucho más compleja. Está influenciada por nuestras experiencias, nuestras relaciones, nuestra salud física y mental, y nuestra percepción de nosotros mismos. Podemos tener 30 años cronológicamente, pero sentirnos como de 20 o de 40, dependiendo de estos factores.

Esta disonancia entre la edad cronológica y la edad sentida es lo que nos hace sentir como "adultos-niños". Vemos el número en nuestro certificado de nacimiento, pero no se alinea con la forma en que nos sentimos por dentro. Podemos tener las responsabilidades de un adulto (un trabajo, una hipoteca, una familia), pero aún anhelamos la libertad y la despreocupación de la juventud. Quizás todavía nos emocionan los videojuegos, las salidas nocturnas con amigos o los maratones de películas. O tal vez nos sentimos abrumados por las expectativas de la edad adulta y añoramos los días en que la vida era más simple.

Pero, ¿por qué existe esta brecha? Una de las razones es que la edad adulta es una construcción social. No hay una edad mágica en la que nos convertimos instantáneamente en adultos. La adultez es un proceso gradual, y cada uno lo experimenta de manera diferente. Algunos de nosotros maduramos más rápido que otros, y algunos de nosotros tardamos más en sentirnos como "adultos de verdad". Además, las expectativas de la sociedad sobre lo que significa ser adulto han cambiado con el tiempo. En el pasado, se esperaba que los adultos jóvenes se casaran, tuvieran hijos y establecieran una carrera a una edad temprana. Hoy en día, hay mucha más flexibilidad y diversidad en las trayectorias de vida. Podemos optar por casarnos más tarde, tener hijos o no tenerlos en absoluto, y cambiar de carrera varias veces en nuestra vida. Esto puede hacer que la transición a la edad adulta sea más confusa y prolongada.

¿Por qué nos sentimos así? Las razones detrás del "adulto-niño interior"

Además de la brecha entre la edad cronológica y la edad sentida, hay otras razones por las que podemos sentirnos como "adultos-niños". Una de ellas es la falta de hitos claros en la vida adulta. En el pasado, había ciertos eventos que marcaban la transición a la edad adulta, como graduarse de la universidad, conseguir un trabajo, casarse y tener hijos. Estos hitos proporcionaban una sensación de logro y progreso, y nos ayudaban a sentirnos como si estuviéramos avanzando en la vida. Hoy en día, estos hitos son menos definidos y menos universales. Podemos tardar más en graduarnos de la universidad, conseguir un trabajo estable o formar una familia. Esto puede hacer que nos sintamos estancados o perdidos, como si no estuviéramos alcanzando el "éxito adulto".

Otra razón por la que podemos sentirnos como "adultos-niños" es la presión de las redes sociales. Vemos a nuestros amigos y conocidos publicando sobre sus vidas aparentemente perfectas, y nos comparamos con ellos. Podemos sentir que no estamos viviendo la vida "correcta" o que no estamos alcanzando los estándares de la sociedad. Esto puede generar sentimientos de inseguridad, ansiedad y depresión, y puede dificultar que nos sintamos contentos con nuestras propias vidas.

Además, la crisis económica y la inestabilidad laboral pueden contribuir a este sentimiento. Muchos jóvenes adultos se enfrentan a la dificultad de encontrar trabajos bien remunerados y estables, lo que puede retrasar su independencia financiera y la capacidad de alcanzar hitos tradicionales de la adultez, como comprar una casa o formar una familia. Esta incertidumbre económica puede generar estrés y ansiedad, y dificultar la sensación de estar en control de sus vidas.

Abrazando al "adulto-niño" que llevamos dentro: ¿Es realmente tan malo?

Pero, ¿es realmente tan malo sentirse como un "adulto-niño"? No necesariamente. De hecho, abrazar nuestro lado infantil puede tener muchos beneficios. Nos permite mantenernos jóvenes de corazón, ser creativos y juguetones, y disfrutar de las cosas simples de la vida. Nos ayuda a conectar con nuestros hijos (si los tenemos) y a ver el mundo desde una perspectiva diferente. Además, nos recuerda que la vida no tiene que ser tan seria todo el tiempo. Podemos divertirnos, reírnos y ser un poco tontos, incluso si somos adultos.

En lugar de tratar de reprimir nuestro lado infantil, podemos aprender a integrarlo en nuestra vida adulta. Podemos seguir disfrutando de nuestros hobbies y pasatiempos favoritos, pasar tiempo con amigos y familiares, y buscar experiencias que nos hagan sentir vivos y emocionados. Podemos aprender a equilibrar nuestras responsabilidades adultas con nuestra necesidad de diversión y juego. Al hacerlo, podemos crear una vida más plena y satisfactoria.

Consejos para reconciliar tu edad sentida con tu edad cronológica

Si te sientes como un "adulto-niño" y quieres reconciliar tu edad sentida con tu edad cronológica, aquí hay algunos consejos:

  1. Acepta tus sentimientos. Es normal sentirse un poco perdido o confundido en la edad adulta. No te castigues por sentirte así. En lugar de eso, reconoce tus sentimientos y permítete sentirlos.
  2. Identifica tus valores. ¿Qué es lo que realmente te importa en la vida? ¿Cuáles son tus prioridades? Cuando conoces tus valores, es más fácil tomar decisiones que estén alineadas con tu verdadero yo.
  3. Establece metas realistas. No te presiones para alcanzar todos los hitos de la adultez al mismo tiempo. Establece metas pequeñas y alcanzables, y celebra tus logros a lo largo del camino.
  4. Cuida tu salud mental y física. El estrés, la ansiedad y la depresión pueden hacerte sentir más joven (o más viejo) de lo que eres. Asegúrate de dormir lo suficiente, comer alimentos saludables, hacer ejercicio regularmente y buscar ayuda profesional si la necesitas.
  5. Conecta con otros. Pasar tiempo con amigos y familiares puede ayudarte a sentirte más conectado y apoyado. Habla con personas de confianza sobre tus sentimientos y experiencias.
  6. Encuentra tu pasión. ¿Qué es lo que te hace sentir vivo y emocionado? Dedica tiempo a las actividades que te apasionan, ya sea un hobby, un deporte, un proyecto creativo o un trabajo voluntario.
  7. Sé amable contigo mismo. La edad adulta es un viaje, no un destino. Habrá altibajos, éxitos y fracasos. Sé paciente contigo mismo y aprende de tus errores.

Conclusión: La adultez es un viaje, no un destino

Sentirse como un "adulto-niño" es una experiencia común, especialmente en la sociedad actual. La brecha entre nuestra edad cronológica y nuestra edad sentida, la falta de hitos claros en la vida adulta, la presión de las redes sociales y la inestabilidad económica pueden contribuir a este sentimiento. Sin embargo, abrazar nuestro lado infantil puede tener muchos beneficios, y podemos aprender a integrar nuestra necesidad de diversión y juego en nuestra vida adulta. La adultez es un viaje, no un destino. No hay una forma "correcta" de ser adulto, y cada uno lo experimenta de manera diferente. Lo importante es ser fiel a uno mismo, vivir de acuerdo con nuestros valores y disfrutar del viaje.

Así que, la próxima vez que te sientas como un "adulto-niño", recuerda que no estás solo. Muchos de nosotros nos sentimos así. Abraza tu lado infantil, cuida de ti mismo y disfruta del viaje. ¡La adultez puede ser una aventura emocionante, incluso si todavía no te sientes del todo "adulto"!